Iniciamos el tour con el recojo de nuestros pasajeros, desde sus respectivos hoteles entre 8 y 8:30 am.
El primer lugar a visitar es Tipón este sitio arqueológico de la época Inka es donde apreciaremos el dominio de la ingeniería hidráulica y donde se puede ver un sistema de irrigación excepcional con canales de riego, verticales y horizontales, sobre terrazas agrícolas, el agua fluye del subsuelo a una fuente del que se distribuye por canales; fue un centro de producción y experimentación agrícola, valle sur.
Continuamos con nuestro recorrido y llegamos a Piquillaqta, ciudadela pre-Inka, situada a 18 Km. al sureste del Valle del Cusco, cerca de la laguna de Huacarpay. Centro arqueológico caracterizado por sus niveles de construcción de piedra, cal y yeso; extrañamente bautizado a fines de la colonia con este término quechua (piki = piojo; llaqta = pueblo) que significa “pueblo de pulgas”. Destaca en él la distribución de sus edificaciones que fue armónica y simétrica, en bloques con calles rectas que consideraban varios sectores, como el administrativo, ceremonial, urbano y defensivo, además de un sistema de caminos. La ciudad debió haber albergado una población aproximada de 10 mil personas. Algunos investigadores sugieren que en tiempos inkaicos Piquillaqta fue una ciudad para “mitimaes” (grupos de personas o tribus que se trasladaban de un lugar a otro
Finalmente nos dirigimos al majestuoso Templo de San Pedro Apóstol de Andahuaylillas, de la que se cree que ya existía una pequeña capilla levantada sobre un templo Inka que funcionaba como reducción de indios a fines del siglo XVI. El templo, tal y como lo conocemos, comenzó a construirse a partir de 1,610 por iniciativa del párroco Juan Pérez de Bocanegra.
En su interior se conservan dos órganos bellamente pintados que son considerados los más antiguos de América Latina. La majestuosidad artística se refleja también en el artesonado de influencia mudéjar, la gran variedad y riqueza de los lienzos, como la serie dedicada a San Pedro Apóstol, patrono del poblado—, la policromía de los techos y el arco triunfal que separa el presbiterio de la nave principal. El baptisterio conserva en su portada de ingreso la fórmula bautismal en latín, castellano, quechua, aimara y puquina. Los cuadros que adornan las paredes están enmarcados con enormes molduras de madera de cedro y pan de oro, valle sur.